"Mía" (Homero Castillo Durán, poeta chileno)

Me refresca tu sonrisa, me acaricia los sentidos, en un rumor tibio en el viento, late mi corazón contento; cuando veo en tu alma de niña, los rumores de un deseo lejano que me nombra en el silencio, recorre tu mirada un pensamiento lívido y acaricias mi fulgor sin aspavientos.
Lento tomo tu mano, me ufano de ser tuyo, más allá de la duda invento un destello de sol, por tomarte entre mis brazos, en el ocaso del miedo...renacer soberano en tus labios.
Musical compañera, tienes el sello del valor escogido, reinarás victoria después del dolor; habitando un cielo de oraciones construido... vibro infantil entre tus lágrimas... pidiendo a la altura por tu redención.
Y en mi oración eres mía.
Cierran todas mis heridas, gravitamos unidos, algún sueño invocado, acaeciendo planeta, hijos de la eternidad, con la claridad de la vida, somos dueños invisibles de una realidad poderosa, que nos regala su luz, para construir el amor.

Tan extraño como verdadero

Fue extraño conocerte

Fue extraño encontrarnos en medio de la nada

Fue extraña aquella sensación cuando clavaste tus ojos en mi  mirada,

Pero más extraño aun fue sentir lo rápido que el tiempo se nos pasaba.

Todo ha ocurrido muy rápido,

Pero en las cosas del corazón nadie manda.

Llegaste a mi vida y le has dado una nueva luz de alegrías,

Llegaste a mi vida y no dejo de pensar en ti noche y día.

Parece que nos conociéramos de toda una vida,

Parece que fuéramos cómplices de los mismos momentos pasados,

Parece que estabas condenada a llegar a mi lado.

Al principio tuve miedo de hablarte,

Con el tiempo mi corazón tuvo miedo de quererte por el temor a equivocarme,

Y ahora que estoy seguro de lo que siento,

Tengo un recelo enorme de perderte.

Vives en cada uno de mis pasos,

En cada uno de mis pensamientos,

No te alejes y ojalá correspondas

A esto maravilloso que estoy sintiendo.